30 enero 2007

A MI HIJA

Puede que pasen diez años
y trague mis propias palabras,
pero es muy probable
que jamás te mire a los ojos,
que no pueda arrullarte
entre mis brazos paternos,
ni cesarte el llanto amargo
de la soledad lactante
de la infancia.
Quizá nunca desahogue mi ternura
en tus carrillos de color atardecer
porque nunca te veré nacer.

Me hubiera gustado hablarte
en el vientre fértil de tu madre,
sentirte dentro de ella...
la férrea convicción de la belleza.

Decirte que te quiero en el desayuno,
como le decía a tu madre.


Si nacieras y yo no estuviera,
búscame porque no será mi culpa,
la tripa de tu madre es gentilicio
de mi nombre.

Te añoraré siempre,
Aunque jamás llegues a existir.

Perdóname,
perdóname por no educarte
no sé si habría sido capaz,
perdóname por no mostrarte al mundo,
por no mostrarte el arte...
jamás podrás besar a un hombre,
como me besaba a mi tu madre.

Perdóname por todo hija mía,
por el calor, los abrazos,
por no tenerte cerca,
por no conocer a tu madre,
por el tiempo y la distancia
de nuestras erradas vidas,

Perdóname por no haberte querido
lo suficiente.

Perdóname por no nacer.


1 comentario:

Ale dijo...

hola Jl, te sorprenderá que aparezca por aqui tan lejos ya de hoy, pero me gusta mirar los principios, tan sangrantes siempre...me gustan tus palabras, y tus fotos...volveré