La soledad en vela

En un momento lúcido,
encendí la luz de la lámpara de la mesilla de noche,
esa que siempre duerme a mi lado
pase lo que pase.
.

Tenía lágrimas al borde de una humedad espesa,
los párpados asomados al desdén de mi autoestima
y la tediosa dignidad del naufragado.
.

Supongo que será esa soledad que se tumba a mi lado
cuando no se agarra al sueño

y nos hace compañía a la lámpara y a mi.
Al cenicero muerto de vergüenza,
a las colillas hambrientas,
al libro no terminado.
.

Puse un viejo disco de Serrano,
cuando me hacía llorar mas que disfrutar
y pensé aquello que dijimos una vez.
Esperando que callasen sus gritos

y que la soledad saciase su desvelo contra mi pecho.

.

Hoy ya no me plantas con tus desaires
pero el viento corta mis pupilas,
porque me encierro en ese mundo mudo,
esas palabras ciegas que lanzamos a herir
cuando nos sentimos animales acorralados.
.

La cama a medio llenar
que me compré por si me acompañaban
y me parece demasiado fría
si no esta el bruño de un cuerpo diminuto
acurrucado entre las sábanas.
.

Y pasó Enero,
Febrero pretérito y volando,
Marzo atascado...
.

Toda una hazaña la de continuar despierto
a esas horas en que la pena era mas visible
que mi propio hundimiento
y me conformé con fumar otro cigarro.
.

El filo del vacío recorrerá mis tripas
como un escarmentado recuerdo
y viajaré en un rencor absurdo por no dejarme dormir...